La gestión de cobranza es necesaria, puesto que de esa forma las empresas pueden cobrar a sus clientes las deudas que tienen pendientes. Una gestión de cobranza exitosa permitirá que la compañía tenga un flujo de caja positivo; así como la liquidez para impulsar su crecimiento. Respecto a ¿cómo elaborar una buena gestión de cobranza? Es importante considerar las diferentes etapas de la gestión de cobranza. A continuación, hablaremos de cada una de ellas.
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Respecto a las etapas de la gestión de cobranza, podemos dividirlas de diferentes maneras. Por un lado, la división puede ser respecto a los tipos de gestión de cobranza, y por otro, mediante la estrategia para la gestión de cobros.
Con relación a los tipos de gestión de cobranza, pueden dividirse en cuatro etapas: cobranza preventiva, cobranza administrativa, cobranza extrajudicial y cobranza judicial.
La importancia de la gestión de cobranza preventiva recae en evitar que los clientes caigan en moras. Para ello, es necesario partir por identificar a aquellos que tengan un alto riesgo de entrar en esta categoría. Los factores que pueden ser indicadores de este perfil de cliente son: dificultades económicas o una caja débil.
A través de sistemas de cobranza automatizados también podemos realizar tareas de cobranza preventiva. Ya que estos softwares online de cobranza facilitan la segmentación de clientes y la emisión de recordatorios de pago de forma moderada y automatizada.
La cobranza administrativa comprende el periodo que va desde el primer día de atraso en el pago de la deuda, hasta los 30 días posteriores. En este periodo, se deben desarrollar una serie de acciones para motivar el pago de la deuda, por lo que es importante realizar un seguimiento detallado de los clientes.
El tipo de mensajes de cobranza que se realiza aquí consta de avisos y reclamos para clientes morosos. Dichas comunicaciones pueden ser ejecutadas a través de mensajes de cobranza por WhatsApp, llamadas telefónicas de cobranza, e-mails de cobranza e incluso mensajes de texto.
Esta etapa de la gestión de cobranza inicia cuando el deudor supera los 30 días de retraso en el pago. Y se extiende hasta los 90 días con relación a la fecha límite de pago inicial. Durante esta fase es normal que la empresa afectada notifique a terceros del retraso en pago, ya sea entidades del estado o centrales de riesgo.
Un retraso que implique cobranza extrajudicial aumenta el valor de la deuda y el monto de los intereses; sin embargo, todavía no es necesario iniciar un proceso judicial. Crear un speech de cobranza efectivo es importante para que el deudor pueda entender la magnitud del problema en el caso de que el periodo de retraso del pago aumente; en este es importante incluir la solución que se le está ofreciendo para evitar que la cobranza pase a ámbitos judiciales.
Es la etapa de la gestión de cobranza a la que se llega cuando el cliente y el acreedor no llegan a un acuerdo. Esta etapa no resulta conveniente para muchas empresas, puesto que implica gastos en el pago de abogados y en acciones para recuperar la deuda, por lo que es importante contar una estrategia de gestión de cobranzas que permita que esta sea saldada en alguna de las tres etapas anteriores.
Integrar un sistema de gestión de cobranza en piloto automático será de ayuda para cada una de las etapas de cobranza. De esa manera, ningún cliente se quedará sin ser contactado y se tendrán informes actualizados con información de las comunicaciones que se ha tenido con cada uno de ellos, así como el estado de las comunicaciones de cobranza a clientes, agilizando los procesos y permitiendo tomar medidas a tiempo. Conoce el software especializado de cobranza automática de Moonflow aquí.