El término gestión de morosidad se suele usar generalmente como un sinónimo de gestión de cobranzas. Sin embargo, si hay que comparar lo que abarca cada uno, podemos observar que la gestión de morosidad comprende un campo más amplio.
Mientras que la gestión de cobros puede reducirse a estrategias para recuperar el dinero que adeudan los clientes, la de morosidad también abarca estrategias de prevención y retención. En esta publicación de Moonflow, sistema para cobrar, te hablamos más acerca de la morosidad, el índice de morosidad y cómo gestionarla.
¿Qué vas a encontrar en este texto?
¿Cuál es el índice de morosidad aceptable?
¿Cómo se calcula el índice de morosidad?
Ejemplo de índice de morosidad
¿Qué es la gestión de morosidad?
Gestión de morosidad: ¿Por qué es importante?
Estrategias de cobranza para reducir la morosidad
1. Creación de políticas de crédito y cobranza claras
2. Planificar el seguimiento de las cuentas por cobrar
3. Planificar estratégicamente el envío de recordatorios de pago
4. Contar con personal capacitado a cargo de las cobranzas
5. Implementar tecnología para mejorar la gestión de morosidad
6. Ofrecer a los clientes incentivos por realizar pagos anticipados
Comencemos por comprender la definición de morosidad. Hablamos de morosidad cuando nos encontramos con clientes que no han pagado sus facturas dentro de la fecha límite. Para que un cliente sea considerado en mora es necesario que al contratar los servicios o comprar los productos de una empresa, a crédito, haya firmado un contrato o documento vinculante. Esto se debe a que en dicho documento se establecen las cláusulas del crédito, así como las fechas o fecha de pago.
No podemos hablar de un índice de morosidad aceptable que sea igual para todas las empresas; ya que dependerá del sector del negocio, del tamaño de la empresa y su situación financiera. No obstante, lo que recomiendan los especialistas es que se encuentre por debajo del 5%.
Tener una baja morosidad (como el 5% del ejemplo) indica que solo un porcentaje mínimo de la cartera está retrasado en sus pagos. En consecuencia, la empresa goza de mayor liquidez para poder hacer frente a sus obligaciones con proveedores y empleados. Por otro lado, tener una tasa de morosidad alta indica que un mayor porcentaje de la cartera no cumple con sus obligaciones. Lo que puede conllevar a que la salud financiera de la organización se vea gravemente afectada.
Como se observa, no basta con conocer la morosidad y la ratio de morosidad, sino también gestionarla de modo que la morosidad de cartera sea baja.
En este punto, es conveniente que te tomes el tiempo de mirar tus indicadores de morosidad para hacer un cálculo y evaluar qué porcentaje representa este segmento de tu cartera. Al estar al tanto del riesgo de morosidad, podrás tomar decisiones estratégicas para reducirlo.
La fórmula del índice de morosidad es la siguiente:
Ratio de morosidad = préstamos morosos entre préstamos totales
Supongamos que tu empresa tiene los siguientes datos al cierre del mes:
Para calcular el índice de morosidad, utilizamos la fórmula:
Índice de morosidad = 25,000/ 500,000
Realizando la división:
Índice de morosidad = 0.05
Para expresar el índice en porcentaje, multiplicamos el resultado por 100:
Índice de morosidad =0.05×100 =5%
Por lo tanto, el índice de morosidad de tu empresa es del 5%. Esto significa que el 5% del total de los préstamos otorgados están en situación de morosidad.
Ahora que conoces con detalles qué es la morosidad, la fórmula para calcular el índice y tienes un ejemplo práctico, hablemos propiamente de la gestión de morosidad. Esta se refiere a la forma cómo gestionamos las cuentas por cobrar para evitar que caigan en morosidad. Del mismo modo, también implica el desarrollo y ejecución de estrategias que permitan la obtención de los pagos de las cuentas atrasadas para reducir la tasa de morosidad.
Tener control sobre la morosidad de cartera ayuda a prevenir o reducir el riesgo de las consecuencias de la morosidad. Entre estos:
Si en tu negocio has detectado una alta tasa de morosidad o simplemente quieres prevenir que suceda, estas son algunas estrategias para que el nivel de morosidad no despegue.
Estas políticas deben incluir los términos y condiciones del crédito, los plazos de pago, las consecuencias del incumplimiento y los procedimientos de cobranza. De esta manera, los clientes sabrán exactamente qué esperar y cuáles son sus responsabilidades, lo que reduce la probabilidad de confusiones y retrasos en los pagos.
Esto implica monitorear constantemente los saldos pendientes y asegurarse de que se realicen recordatorios regulares a los clientes que tienen facturas vencidas. Utilizar un sistema automatizado de gestión de cuentas por cobrar puede ayudar a mantener un control preciso y eficiente, reduciendo el riesgo de olvidos y mejorando el flujo de caja.
Es recomendable enviar notificaciones antes de la fecha de vencimiento para recordar a los clientes sobre sus próximas obligaciones. Además, una vez que el pago está vencido, se deben enviar recordatorios periódicos. Estos recordatorios pueden enviarse a través de canales, como correo electrónico, mensajes de texto o llamadas telefónicas, y deben redactarse clara y amablemente, incentivando al cliente a pagar lo antes posible.
Este personal debe conocer las políticas de crédito de la empresa y estar preparado para manejar diversas situaciones, desde negociaciones hasta la resolución de conflictos. La formación continua y el desarrollo de habilidades de comunicación efectiva son clave para asegurar que el equipo de cobranzas pueda trabajar de manera eficiente y mantener relaciones positivas con los clientes.
Existen softwares de cobros especializados que permiten automatizar muchos de los procesos de cobranza, como el envío de recordatorios, el seguimiento de pagos y la generación de reportes. Estas herramientas no solo mejoran la eficiencia operativa, sino que también proporcionan datos valiosos para analizar el comportamiento de pago de los clientes y ajustar las estrategias de cobranza en consecuencia.
Estos incentivos pueden ser descuentos, créditos futuros o cualquier otro beneficio que sea atractivo para el cliente. Al ofrecer recompensas por el pago anticipado, no solo se fomenta una cultura de puntualidad, sino que también se mejora el flujo de caja y se fortalece la relación con el cliente.