En esta publicación te contamos más acerca de este concepto, los tipos de solvencia que existen; así como otros datos clave para mejorar tu gestión de créditos
¿Qué vas a encontrar en este texto?
Antes de continuar hablando sobre solvencia, es necesario aclarar si es o no lo mismo que liquidez. La respuesta es no. Si bien son términos que se relacionan, no se trata de lo mismo.
Cuando hablamos de liquidez, nos referimos al dinero que una persona o entidad tiene en el momento para pagar sus deudas. En otras palabras, es el saldo disponible a corto plazo. Por otro lado, cuando hablamos de solvencia, nos referimos a la capacidad de una persona o empresa de pagar sus deudas a futuro. Esto se da porque, aunque no tenga liquidez en el momento, posee recursos que pueden generar dinero en el futuro.
Pongamos un ejemplo para entender la diferencia:
Imagina que Juan tiene $10,000 en su cuenta bancaria, pero necesita pagar una deuda de $50,000 en un mes. Aunque posee una propiedad valiosa, como una casa, no puede venderla rápidamente para cubrir la deuda, por lo que tiene falta de liquidez. Sin embargo, si vende su casa, podría cubrir todas sus deudas. Esto significa que, aunque no posee liquidez ahora, es solvente, porque posee activos suficientes para pagar sus deudas a largo plazo.
Muchas veces se habla de solvencia a corto y largo plazo usando la primera para referirse a la liquidez; mientras que la segunda aborda la solvencia en sí misma.
Ahora que conoces qué es la solvencia y cómo se diferencia de la liquidez, puedes comprender por qué es importante para las empresas de crédito y préstamo considerarla. Después de todo, sin solvencia los clientes no podrían pagar las deudas adquiridas.
Dicho esto ¿cómo puede tu negocio corroborar que un cliente es solvente? Estos son algunos pasos que puedes seguir:
Existen diferentes fórmulas que podemos usar para calcular qué tan solvente es una persona. Una de las más usadas es el ratio de solvencia para el cual se dividen los activos de un sujeto entre sus pasivos.
Por ejemplo, el banco XYZ quiere evaluar qué tan solvente es Juan, quien está solicitando un préstamo de 100,000 pesos. El banco recopila la información financiera de Juan, y con base en su análisis, calcula que Juan tiene activos por un total de 700,000 pesos y pasivos por 370,000 pesos. Entonces, aplicando la fórmula nos queda:
700,000/370,000 = 1.89
Este resultado indica que Juan tiene 1.89 pesos en activos por cada peso de deuda, lo que significa que es solvente. Esto sugiere que, en caso de recibir el préstamo, Juan tiene la capacidad de cubrir sus obligaciones financieras tanto actuales como futuras.
Recuerda que independientemente de que implementes medidas para mitigar la morosidad, una vez otorgado el crédito, como la cobranza con una estrategia omnicanal; es clave que los filtros para el otorgamiento sean efectivos. Esto garantizará que sólo se otorguen créditos a personas realmente solventes, minimizando el riesgo de impagos a largo plazo y asegurando la estabilidad financiera de tu negocio.