Diferencias clave entre software y aplicativos de cobro de deudas

El uso de herramientas tecnológicas en cobranza ha demostrado ser sumamente útil para aumentar el recaudo. Mientras más especializadas y personalizadas sean aún mejor, ya que en el primer caso se centran en el nicho de la cobranza de deudas; y en el segundo, brindan las funcionalidades que una empresa específica necesita para optimizar sus cobranzas.

Al momento de buscar soluciones de cobranza de deudas, podemos encontrar softwares y aplicativos. Y aunque ambas pueden parecer lo mismo, se trata de soluciones distintas. 

Si tenemos que resumir qué las diferencia podemos decir que en el caso de los software de cobro de deudas se trata de herramientas más completas con múltiples funcionalidades (las cuales pueden variar según el proveedor de software); mientras que los aplicativos, si bien también son útiles para la cobranza de deudas, tienen funcionalidades más específicas. Además, mientras que en el primer caso pueden usarse tanto en computadoras, como dispositivos móviles, en el caso de aplicativos, estos solo se pueden usar en dispositivos móviles o tabletas y generalmente requieren una instalación. 

Diferencias clave entre softwares y aplicativos de cobranza de deudas

Como hemos dicho antes, una de las principales diferencias son las funcionalidades que ofrece un software frente a las que brinda un aplicativo. Mientras que los softwares son herramientas completas que incluyen diversas funcionalidades avanzadas como la generación automática de KPIs, creación de informes automáticos, entre otros, las apps de cobranza de deudas suelen centrarse en tareas puntuales como el envío de recordatorios de pago y la facilitación del contacto telefónico entre gestores de cobranza y clientes. Además, muchas utilizan tecnología basada en Excel para la gestión de cobranzas, lo que las hace más adecuadas para pequeñas empresas que no necesitan soluciones tan robustas.

Otro aspecto diferenciador importante es el nivel de automatización y seguridad. Los aplicativos de cobranza tienen un menor nivel de automatización, lo que implica que muchos procesos deben realizarse manualmente, resultando en informes menos confiables y que requieren más tiempo. En contraste, los softwares de cobranza integran tecnologías que permiten la automatización de estos procesos, generando informes más confiables y reduciendo la necesidad de intervención humana. Además, los softwares, desarrollados por empresas especializadas, invierten considerablemente en seguridad, brindando mayor confianza en el manejo de información sensible. Los aplicativos, al no siempre provenir de compañías dedicadas exclusivamente a este campo, no siempre ofrecen el mismo nivel de protección.

Finalmente, la capacidad de integración y personalización distingue aún más a estas dos herramientas. Los softwares de cobranza están diseñados para integrarse fácilmente con otras tecnologías corporativas como ERP y CRM, lo que permite una gestión más eficiente y cohesiva de las cobranzas. Además, son altamente personalizables y flexibles, permitiendo que se adapten a las necesidades específicas del cliente y ofreciendo actualizaciones constantes. En contraste, los aplicativos de cobranza son menos personalizables y más rígidos, lo que puede limitar su capacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de una empresa.

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